Quizás uno de los mejores salvavidas que me envió la vida fue el DARME CUENTA de que me habían “instalado” una versión del amor que no amaba, sino que simplemente esperaba ser amada.
Esta versión lo primero que consiguió es que viviese desvinculado de mí. Amar con esa versión convertía “al otro ser humano“ en un CONTENEDOR DE MIS CARENCIAS. Mi cometido más relevante consistió en IDENTIFICARME con el Amor que ya era, reconocerme en mi perfección en mi propia aceptación. En definitiva, salir ACEPTADO DE CASA.